En paralelo a la lectura, empecé con los Talleres de Escritura organizados por la UCA y con módulos de Comunicación Oral incluidos en Programas de Búsqueda de Empleo, o sea, con otras dos destrezas, la
escritura y la
oralidad. En los cursos de verano del 2008 y posteriormente en los de Extensión Universitaria,, impartí Talleres de Escritura, abiertos a estudiantes y no estudiantes, que en un primer momento fueron pensados para abordar la escritura expositiva (académica o profesional) con fines específicos pero que en la práctica incluyó también la escritura narrativa para dar respuesta a las necesidades de algunos de lo/as participantes. Fue así como me inicié también en la narrativa, camino que no tenía previsto pero que ha resultado ser también de largo recorrido. Desde entonces hasta ahora no he dejado de avanzar en estas dos propuestas. De un lado, la escritura como herramienta de trabajo, cuyo eje de composición es la exposición de ideas y cuyo fin es la claridad, y, de otro, la escritura como herramienta de desarrollo personal, cuyo eje de composición es la narración de acontecimientos, tanto en la no ficción (escritura personal: biografías, memorias, etc.) como en la ficción, que nos permite pasar al otro lado del espejo, el de la creación y la libertad. Los dos me fascinan. Los dos son herramientas poderosas que dan alas. El primero, el de los
Talleres de Escritura Eficaz, me permite abrir puertas y ventanas a personas que piensan, que tienen algo que decir en lo profesional y se encuentran con ciertas dificultades expresivas (a mi modo de ver de fácil solución). La experiencia me ha demostrado que hay cuestiones generales, específicas de este tipo de escritura, que se resuelven en un taller de iniciación (aprox. 20 horas), mientras que las específicas es mejor trabajarlas en grupos ya constituidos de trabajo (grupos de investigación, por ejemplo) y en acciones tutoriales individuales de más o menos duración, dependiendo de los casos, sobre todo para las
memorias de fin de master, para
tesis doctorales o para
conferencias (VER
MEMORIA DE TALLERES DE ESCRITURA EFICAZ). El segundo, el de los
Talleres de Escritura Narrativa, me da la oportunidad de conectar con el devenir de la vida, con el acontecer, que es una experiencia global, holística, racional y emocional al mismo tiempo. Dar forma a una narración nos pone ante un doble reto: el de hacerla comprensible y el de conseguir hacerla sentir. Acompañar a alguien que la escribe supone para mí un privilegio: entrar en comunicación con ello/as, ponernos a bailar entre los límites de las convenciones lingüísticas y la libertad expresiva al proponerles experimentar la escritura propia, libre y en ocasiones rompedora. Las personas interesadas en la escritura narrativa suelen empezar con un taller de iniciación (aprox 20 horas), en el que la abordamos como proceso (pre-escritura, redacción y re-escritura), con técnicas para cada uno de los momentos, importante para atreverse y luego adquirir hábitos y fluidez, al tiempo que indagamos en nuestro yo-escritor/a y caminamos de la narrativa personal a la de ficción. Otras pueden incorporarse a los talleres específicos, Narrativa I y Narrativa II (aprox. 20 horas cada uno). En ellos, partiendo de
el cuento, que es la forma originaria de narrar, hacemos un recorrido de reducción, hacia
el microrrelato, y otro recorrido de expansión, hacia
la novela, pasando por el
relato (VER
MEMORIA DE TALLERES DE ESCRITURA NARRATIVA). O participar en el Laboratorio de Narrativa, de reciente creación (VER BLOG). Lógicamente, en todos mis talleres se escribe entre sesión y sesión, y en ellas se comparte lo escrito. Mostrar lo que escribes a un pequeño círculo de personas que comparten esta afición contigo es un gesto de confianza previo que nos prepara para luego ser capaces de mostrarlo al público lector. Reconozco que, con el tiempo, mis talleres de escritura han ido evolucionando hacia la parte más sonora, más musical de la prosa. Leer lo que escribimos nos permite oír la voz de nuestro narrador/a y la de los personajes que intervienen en la historia; y escuchar la de los demás nos distingue y nos une. Ocurre que en poco tiempo somos capaces de reconocer la escritura de los compañero/as con los ojos cerrados, sólo escuchando lo/a recocemos. Esta experiencia nos reafirma, nos da fuerza para seguir escribiendo. Pero en mis talleres también se reescribe. A lo largo de los años he establecido un sistema para hacer sugerencias a posibles cambios; en mis revisiones hay muy pocas correcciones y muchas anotaciones, sugerencias sobre otras posibilidades expresivas. Pero decide quien escribe. Esta práctica me ha legitimado para hacer
Informes de escritura, una primera revisión estructural y de estilo para el diagnóstico, y
Revisión de Estilo, una revisión pormenorizada con anotaciones para dejar el escrito listo para edición. Desde el 2011, de manera intermitente pero continuada, estos talleres de narrativa surgen de la colaboración entre la librería La Luna Nueva de Jerez y La Casa de las Palabras, aunque no es ni será la única. Espero que en el futuro la cooperación de personas amantes del libro, de la lectura y de la escritura, y también de la filología, de pie a nuevas iniciativas…